domingo, 6 de noviembre de 2011

¿NUESTRO HIJO/A TIENE TDAH (Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad)?

¿Qué es el TDAH?
El TDAH o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un trastorno neurobiológico que provoca en los niñ@s dificultades para aprender a controlar su conducta: las principales manifestaciones que suelen darse, en mayor o menor grado, son la hiperactividad (moverse en exceso, hablar excesivamente, etc), la impulsividad (actuar sin pensar, no respetar su turno, etc) y el déficit o falta de atención (tendencia a la distración, dificultad para concentrarse, etc).

Existen muchísimas evidencias de que el TDAH es un trastorno del funcionamiento cerebral (Dra. Ana Sans "Trastornos del Aprendizaje", 2008), que tiene un origen biológico, relacionado con el funcionamiento del lóbulo prefrontal. Las causas de esta disfunción pueden deberse a factores genéticos o ambientales, decantándose los principales autores de referencia por las factores hereditarios/genéticos como los de mayor importancia. Aunque todavía no se ha establecido la base genética del TDAH con claridad, parece ser que están implicados distintos genes que se relacionan con algunos neurotransmisores, especialmente con la dopamina y la noradrenalina. Estos marcadores genéticos pueden explicar también el mayor o menor éxito de los tratamientos farmacológicos.

Por otro lado, pueden darse factores ambientales que expliquen la aparición del Trastorno en algunos casos. Se sabe que las estructuras cerebrales implicadas en el TDAH son las que se desarrollan más tardíamente, por lo que conductas como el consumo de alcohol y tabaco durante el embarazo, el nacimiento prematuro o con bajo peso, así como otro tipo de agresiones al cerebro en desarrollo, como los traumatismos craneoencefálicos, encefalitis, etc., también pueden explicar la aparición del TDAH.

Los lóbulos frontales de nuestro cerebro se ocupan de las funciones ejecutivas relacionadas con el autocontrol: detener o retrasar una reacción instintiva, resistirse ante los estímulos de distracción, interrumpir una conducta inadecuada, la flexibilidad cognitiva para adaptarse a las demandas del entorno, el control emocional, etc. y también con la metacognición: mantener información en nuestra mente para poder reflexionar sobre ella, el análisis de situaciones, la elección entre distintas soluciones a un problema, la capacidad para analizar y juzgar el trabajo realizado. 

Algunos de los neurotransmisores que permiten la transmisión de la información de las células nerviosas (neuronas) de estas regiones cerebrales, no comportan un funcionamiento adecuado en las sinapsis (el espacio que existe entre dos neuronas que se relacionan/comunican). Esta disfunción en la transmisión de impulsos entre neuronas afecta a los comportamientos relacionados con el autocontrol de la conducta y la atención/metacognición.

¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico del TDAH es clínico, es decir, no existe ninguna prueba médica que nos pueda dar el diagnóstico (análisis, electroencefalogramas, resonancias magnéticas, etc). Por ello, se utilizan los criterios diagnósticos detallados en las clasificaciones elaboradas por los Organismos Internacionales más acreditados, como la clasificación (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud o el Manual de Diagnóstico de la Academia Americana de Psiquiatría (DSM-IV).

Normalmente los profesionales de la psicología/medicina/neurología infantil utilizan los criterios diagnósticos detallados en la DSM-IV. Cabe señalar de modo resumido los siguientes:
Criterio I:
Para el caso de Inatención:
    Se deben dar 6 ó más de los siguientes síntomas de inatención, y al menos deben haber estado presentes desde hace 6 meses. Y estos síntomas además deben generar problemas de adaptación y ser inadecuados para el nivel de desarrollo:

a)  A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
b) A menudo tiene dificultades para concentrarse en las tareas o en las actividades lúdicas.
c)  A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
d)  A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones en el trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender las instrucciones).
e)  A menudo tiene dificultad para organizar tareas y actividades.
f)  A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
g)  A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (como juguetes, trabajos escolares, lápices, libros o herramientas).
h)  Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
i)   Tiende a ser olvidadizo en las actividades diarias.

Para el caso de Hiperactividad/Impulsividad:
    Se deben dar 6 ó más de los siguientes síntomas de hiperactividad-impulsividad, y al menos deben haber estado presentes desde hace 6 meses. Y estos síntomas además deben generar problemas de adaptación y ser inadecuados para el nivel de desarrollo:
a)  A menudo mueve en excesos las manos o los pies o se remueve en el asiento.
b)  A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en las que es inapropiado hacerlo.
c) A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en las que es inapropiado hacerlo (en los adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos sujetivos de inquietud).
d) A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
e)  A menudo 'está en marcha' o actúa como si 'tuviera un motor'
f)  A menudo habla en exceso.
g) A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
h)  A menudo tiene dificultades para guardar su turno.
i)  A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p.ej., se entromete en conversaciones o juegos).

Criterio II:

          Algunos de los síntomas que causan alteraciones están presentes desde antes de los 7 años.

Criterio III:
         Alguna alteración provocada por los síntomas está presente en dos o más ámbitos (Por ej. en la escuela y en casa).

Criterio IV:
           Debe haber una clara repercusión de los síntomas (evidencia de una alteración considerable) en el funcionamiento escolar, social o laboral.

Criterio V:
            Los síntomas no se explican exclusivamente por la presencia de otro trastorno mental o del desarrollo. 

Es necesario destacar que los resultados de los cuestionarios de observación que recogen estos criterios no son suficientes para realizar un diagnóstico adecuado. Es preciso complementar estas observaciones con una valoración clínica detallada, llevada a cabo por un profesional de la psicología/medicina/neurología, que contemple la historia clínica del niño/a y un estudio psicométrico (pruebas de capacidad, personalidad, de procesos lecto-escritores, etc) y neuropsicológico completo. Fundamentalmente un adecuado diagnóstico debe descartar y diferenciar el TDAH de otro tipo de trastornos (trastornos de conducta, trastornos del aprendizaje (dislexia, discalculia, etc), trastornos del desarrollo del lenguaje, trastorno de aprendizaje no verbal, etc).

* En los próximos Blogs seguiremos abordando otros aspectos del TDAH (Consecuencias escolares del TDAH, tratamientos, consejos para padres/madres y profesores, etc). Si tienen alguna duda o desean hacer alguna aportación, este Blog está abierto a todos. 

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